Querido Caín.
Esta semana nos hemos encontrado con
la triste noticia del fallecimiento del escritor Ignacio García-Valiño de 46 años, después de un largo tiempo de lucha incansable contra el cáncer, amigo de mi hermano Raúl que me ha transmitido algunos de los contenidos de sus largas conversaciones sobre educación, literatura, etc. He decidido hacerle mi pequeño homenaje releyendo alguna de sus obras. Me decidí por "Querido Caín", volumen que tenían en la fundación Alonso Quijano dedicado por el propio autor, me lo lleve a casa y he vuelto a caer inmersa entre sus páginas, en cuatro días me he vuelto a sentir en la piel del psicólogo Julio Olmedo, que decide tratar el pequeño de una familia acomodada que parece tener conductas anti-sociales, una mente privilegiada, obsesión por el ajedrez y una alta dosis de mala leche.
Así Querido Caín me ha vuelto a mantener en vilo (debido, claro está, a mi memoria de pez, porque ya había olvidado todo lo que leí en su momento) desando tener un minuto libre para leer un rato de mi novela.
Esta mañana he leído las ultimas hojas de mi libro con un ávido deseo de llegar al final y esclarecer el caso del niño que mueve los hilos de toda su familia.
Me declaro amante de los finales felices pero he de reconocer que Querido Caín no tenía otro final que el que marca, novela redonda, rápida, bien escrita, intrigante y estupenda.
Una lectura recomendable para todos.
Gracias Ignacio.
la triste noticia del fallecimiento del escritor Ignacio García-Valiño de 46 años, después de un largo tiempo de lucha incansable contra el cáncer, amigo de mi hermano Raúl que me ha transmitido algunos de los contenidos de sus largas conversaciones sobre educación, literatura, etc. He decidido hacerle mi pequeño homenaje releyendo alguna de sus obras. Me decidí por "Querido Caín", volumen que tenían en la fundación Alonso Quijano dedicado por el propio autor, me lo lleve a casa y he vuelto a caer inmersa entre sus páginas, en cuatro días me he vuelto a sentir en la piel del psicólogo Julio Olmedo, que decide tratar el pequeño de una familia acomodada que parece tener conductas anti-sociales, una mente privilegiada, obsesión por el ajedrez y una alta dosis de mala leche.
Así Querido Caín me ha vuelto a mantener en vilo (debido, claro está, a mi memoria de pez, porque ya había olvidado todo lo que leí en su momento) desando tener un minuto libre para leer un rato de mi novela.
Esta mañana he leído las ultimas hojas de mi libro con un ávido deseo de llegar al final y esclarecer el caso del niño que mueve los hilos de toda su familia.
Me declaro amante de los finales felices pero he de reconocer que Querido Caín no tenía otro final que el que marca, novela redonda, rápida, bien escrita, intrigante y estupenda.
Una lectura recomendable para todos.
Gracias Ignacio.