Prometí escribirte cada día y no lo cumplí. Pero hoy prometo hacer un resumen de los días sin ti para poder empezar a olvidarte. Tu ausencia duele. Duele ver la cama vacía al acostar y deshacer solo la mitad, quedando tu mitad intacta porque ya no estás. Duele no ver tu cepillo de dientes y tus cosas por el baño, no tener un jabón que no te gusta cómo huele pero que es el que has aprendido a usar después de tantos años. No tener gomina, ni nadie a quien robarle las cuchillas. La ausencia se nota en la compra, ya no tengo que pensar que quieres para cenar o que te gustaría encontrar en la nevera, pero es tan corta la lista, que me molesta hacerla. Duele no tener que quejarme porque te dejas cosas tiradas por el suelo, o no tener miles de camisas por lavar. No tener libros de autoayuda para todo tipo de males que acuse tu alma o tu mente. No tener una libreta preciosa sin empezar encima da estantería. No tener a nadie que le reste importancia a todo lo ...