Y hoy que me ha dado por pensar en ti, he descubierto que te amo. Este manido tema sobre querer y amar, seguimos pensando que es lo mismo pero la diferencia es grande. Aunque semánticamente las intercambiemos, tienen unas diferencias importantes, lo tengo claro. Querer es ver una flor, admirarla y cuando sabes que la quieres la cortas y te la llevas a casa, la pones en agua, le añades, quizá una aspirina para que dure más, la miras pensando lo bonita que es, la colocas en el centro de la mesa. Es bonita, que contenta estoy con mi flor, como la quiero. Pero cuando pasan los días ya no está igual de bonita, las hojas están menos tersas, el color menos brillante, se va apagando ese maravilloso resplandor. Quizá se le caigan las hojas antes de morir o quizá se marchite entera para que podamos guardarla dentro de algún libro o como centro de mesa, disecada. Bonita pero seca, sigue ahí pero sin nada más. Quiero a mi flor. Pero llega un momento en el que ya no me aporta nada, ni...