La sonrisa de Jose

Hoy es la primera vez que le he visto sonreír, casi no le he reconocido, una sonrisa de oreja a oreja, unos ojos vidriosos y una cara transformada por la alegría. He seguido su mirada y estaba dirigida a una niña pequeñita, sentada en un carrito que le estaba devolviendo la misma sonrisa gigante. He supuesto que es su sobrina, pero es igual, da lo mismo, lo importante es que he descubierto que todos, absolutamente todos, tenemos la capacidad de sonreír y de estar alegres. Aunque a algunos les cueste más que otros.
Es la primera vez que veo a Jose sonreír. Normalmente tiene un rostro serio, más bien huraño, con un pelo moreno y una barba cerrada que hacen más duros sus rasgos. Lleva un gorro estilo vaquero y una camiseta de salvavidas, que le da un estilo de malo del oeste mezclado con el shérif del condado. Es un personaje raro, muy raro, reconozco que cuando me lo cruzo me da un poco de miedo, porque es un tío serio, la mirada perdida, siempre fumando, anda de allá para acá, como sí estuviera esperando a alguien o vigilando cualquier movimiento. Le sacan de sus casillas las personas que hacen algo que el considera que está mal, los que tiran papeles al suelo, ensucian la playa o hacen demasiado ruido, estas cosas le ponen muy nervioso. Hace años que le conozco, es un vecino del Palo, de estos personajes que están presentes en el día a día. Jose sufre trastornos mentales y pensé que siempre estaba así como enfadado, pero hoy me he llevado una alegría, porque su sonrisa me ha llenado el día de ilusión, he visto que todo es una máscara, él tiene ganas de sonreír. Esa niña es muy afortunada, es la única que se ha llevado una sonrisa de Jose. 
Jose también sabe sonreír y no sabes cómo.

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