Caminando

   ¿Dónde van estos dos? Esto es algo que me suelo preguntar cuando voy andando por la calle.
Me encanta observar a la gente caminando y poder imaginarme la historia que hay detrás de ellos. Si los dos que van bastante juntos caminan a la vez y muy deprisa, hablan fuerte y no miran alrededor, es porque van a algún sitio que ya conocen, puede que de vuelta a la oficina o a buscar el coche para ir a ver a algún cliente, ¡qué estrés!
   Las dos chicas que, bolso en mano, paso seguro, no muy deprisa, miran escaparates, pienso que van a comprar algo para regalar a alguien, a un amigo común, que celebra su cumpleaños y al que quieren sorprender con un regalo especial. Lo encontraran enseguida, le conocen bien y es fácil acertar con él.
   La pareja de abuelitos que vienen a lo lejos del brazo, casi seguro vienen del médico, me imagino que en la bolsa trae los resultados de los análisis, dicen que sólo tiene un poco de azúcar y le quedan mil años sano al lado de su querida esposa.
   Aquella mujer que viene con el niño en brazos y esa bufanda tan bonita, yo creo que va a comprar unos zapatos para su pequeño, porque el niño ha pegado un estirón y no hay forma de ponerle ninguno de los que tiene, le lleva en brazos por no sacar el carrito, es mucho más rápido y así termina antes, tiene prisa por llegar a una cita.
   Hay una chica y un chico a lo lejos que vienen de la mano; quizá, solo quizá, él le ha pedido salir esta misma mañana, ella está emocionada y han decidido dar un paseo porque no tienen ganas de separarse ni un momento. El brazo ya le duele pero no piensa soltarle la mano por nada del mundo. No van a ningún sitio, sólo pasan el tiempo juntos, mirándose al andar.
   Esos dos que vienen a lo lejos, está claro, vienen enfadados. Ella con gafas de sol grandes, andan cerca pero distante, con los brazos cruzados, lo más probable es que acaben de discutir sobre si van a ir a cenar a casa de su hermano esta semana; ella esta cansada de este tipo de planes aburridísimos, pero al final irá, por no discutir.
   Y aquel tipo que viene caminando a lo lejos, con su chaqueta entallada y su corbata nueva, bien erguido al caminar, ha dado un rodeo para llegar a su destino, porque le encanta ver cuando pasa por esa calle a la chica tan mona que vende zapatos en la tienda de la esquina, lástima que va con prisa y no puede pararse a probarse un par, el olor de la tienda le fascina y la atención de la chica aún más.
   Esta es la historia de los que caminan esta mañana por la calle, probablemente ninguna sea cierta, pero puede que si, no se cual será la historia de los próximos caminantes que me cruce.


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