Claudia y Peter 2
Cuando Peter conoció a Claudia fue como un volcán en su vida. Estudiando día y noche para unas oposiciones Peter se distraía muy poco o casi nada, sólo para salir con su novia, que no era claudia claro está, al cine o alguna fiesta de mucho compromiso. Sólo salía un rato cada noche a correr para despejarse un poco y poder dormir después.
El primer día que vió a Claudia ni si quiera se fijó en ella. Estaba comprando un refresco en una tienda pequeña muy cerca de su casa. Claudia también vivía cerca y de vuelta a casa paró en la tienda para comprar algunas cosillas.
Claudia en cuanto le vio se fijó en él, no era para menos, Peter es espectacular, tan alto, tan Rubio, con esos ojos claros que nos sabes bien de color son y esa mandíbula tan bien definida, en fin de estos chicos que tienes que parar a mirar y que te acuerdas de su cara.
Y así de estas casualidades que la vida a veces provoca Peter y Claudia coincidieron alguna vez más en la misma tienda y entonces Claudia pensó en no dejar al destino aquellos encuentros casuales y empezó a salir a correr a la misma hora que Peter, se lo cruzaba siempre a la misma altura del parque y se saludan, algun día ella le pregunto la hora y así empezó Peter a fijarse más en ella, cada día la buscaba con la miraba y tardaba un poco más en llegar sí no la veía a lo lejos. Cada día que corría intentaba averiguar su itinerario. Y esta fue la forma en que Peter empezó a ver a Claudia en todas partes, cuando estudiaba pensaba en ella, cuando exponía sus temas con su preparador pensaba en ella y en muchos sitios más.
Un día se paró en seco delante de ella y le dijo: Hola! Me llamo Peter, ¿quieres que tomemos un café esta noche en vez de ir a correr? A lo que ella contestó: me parece estupendo, me llamo Claudia y hoy no me apetece correr.
El primer día que vió a Claudia ni si quiera se fijó en ella. Estaba comprando un refresco en una tienda pequeña muy cerca de su casa. Claudia también vivía cerca y de vuelta a casa paró en la tienda para comprar algunas cosillas.
Claudia en cuanto le vio se fijó en él, no era para menos, Peter es espectacular, tan alto, tan Rubio, con esos ojos claros que nos sabes bien de color son y esa mandíbula tan bien definida, en fin de estos chicos que tienes que parar a mirar y que te acuerdas de su cara.
Y así de estas casualidades que la vida a veces provoca Peter y Claudia coincidieron alguna vez más en la misma tienda y entonces Claudia pensó en no dejar al destino aquellos encuentros casuales y empezó a salir a correr a la misma hora que Peter, se lo cruzaba siempre a la misma altura del parque y se saludan, algun día ella le pregunto la hora y así empezó Peter a fijarse más en ella, cada día la buscaba con la miraba y tardaba un poco más en llegar sí no la veía a lo lejos. Cada día que corría intentaba averiguar su itinerario. Y esta fue la forma en que Peter empezó a ver a Claudia en todas partes, cuando estudiaba pensaba en ella, cuando exponía sus temas con su preparador pensaba en ella y en muchos sitios más.
Un día se paró en seco delante de ella y le dijo: Hola! Me llamo Peter, ¿quieres que tomemos un café esta noche en vez de ir a correr? A lo que ella contestó: me parece estupendo, me llamo Claudia y hoy no me apetece correr.