Marcas de Caramelo
Mi padre tenía marcas de quemaduras en las manos de cuando hacía caramelo líquido para los helados. Le saltaban chispitas que le quemaban dejando una especie de lunares que se quedaban en la piel.
Me encantaba mirarle las manos cuando me sentaba a su lado, me entretenía contando esas marcas y otras más que tenía, le cogía las manos y se las calentaba, las tenía siempre frías, como dormidas, pero cuando le cogías le mano te apretaba con mucha fuerza, hasta el último momento.
Cuando le miraba a veces no se donde estaba, tenía la mirada perdida, desde luego no estaba conmigo, pero yo le hablaba como si pudiera entenderme. Cada día que le besaba notaba más sus huesos, su cara cada vez más alargada, delgada y huesuda. Él siempre me reconocía, no me olvidó ni un segundo de su vida, me llamaba, a veces a gritos, como sí le fuera la vida en ello. Pero yo no podía hacer nada por él, nada. Cuando quieres tanto a alguien y no puedes ayudarle, es cuando entiendes la impotencia. Y se queda contigo para siempre.
La etapa más dura y hermosa de nuestra relación la pase junto a él en los últimos años de su vida, cuando la gente decía que ya no era Luis y qué pena con lo que había sido. Pues sí era él, claro que era, era él en otra etapa de su vida, para mi la más importante y valiosa, la que más he aprendido de mi padre. Una etapa en la que la paciencia y el cariño eran fundamental, donde las preguntas se repetían cada día y las respuesta debían ser siempre las mismas.
- Papá, cómo estas?
- Bien. Has ido a la heladería? Has hecho granizada de limón?
Era su respuesta inmediata.
Nunca dejo de sonreír ni siquiera el gesto triste que marcaba en su cara el Parkinson le hizo dejar de tener esa sonrisa, con los dientes gastados y su cicatriz en la barbilla, le recuerdo así, sonriendo, enfermo, en la cama, con dolores, sin acordarse de donde vivía, ni de como ponerse los zapatos, pero sonriendo.
Cada día que pasa le echo de menos. Cada día cuento mas historias a mis hijos para que no le olviden.
Te contaré muchas cosas de mi padre que te gustará conocer.