Me parto de Risa
Me rio muchísimo, pero mucho. Además ya sabrás que es una de mis principales características, como me de un ataque de risa no puedo parar. Siempre fui la que más me reía de la clase, me puedo reír cuando me pongo nerviosa, es una risa como un poco histérica que hace que no vocalice bien y que se ponga nerviosa la persona que tengo junto a mi; me puedo reír de miedo, que se parece un poco a la risa nerviosa, pero con ojos más abiertos y sin hablar, solo risilla; me puedo reír con una película, con un chiste o con una de las gracias de mis hijos. Es más me puse de parto de mi hijo Carlos con un ataque de risa, una historia que me contaron en una cena familiar sobre un primo enano de un amigo de mi hermano, madre mía que risa!
Hay historias que las tengo almacenadas en mi memoria y que puedo recurrir a ellas en cualquier momento, reitero en cualquier momento, y me vuelven a hacer reír de forma desatada. Tengo una imagen guardada, de un familiar que no quiere revelar su identidad, que se pigmentó las cejas y estuvo una semana pareciéndose a Groucho Marx, que pasan los años y me sigue dando risa, pero risa.
Un amigo que se disfrazó de Asterix en noche vieja y que resulto tener uno de los peores disfraces de la fiesta es algo que veo la foto del grupo y me parto de la risa, sin dudarlo.
Una historia secreta en un taxi con mis amigas Mª Elena y Adriana te aseguro que me da una risa tremenda sólo recordarla.
Me rio mucho con mi amiga Rocío y su humor irónico.
Ya no te digo nada de lo que me he reído con Lola y sus historias.
Y sobre todo una de las grandes, pero grandes risas de mi vida eran cuando vivía mi abuela Timotea, no sabes lo que era, merece no uno sino unos cuantos post de mi blog, te hubiese encantado conocerla.
Uno de los últimos ataques de risa, pero de los fuertes, fue en Mosaico, el bar de una amiga, me contaron con mucho detalle como la señora de limpieza de su oficina les limpiaba los teléfonos mientras hablaban con los clientes; y las pantallas de los ordenadores justo cuando están elaborando informes, dicha señora que por cierto elabora sus propios productos de limpieza con una mezcla que no pude retener en la memoria 2 partes de agua, 3 de limón y no se cuantas de amoniaco (moñaco para ella), tiene también la habilidad de cambiar las palabras, monedero por modenero y este tipo de cosas, por supuesto dicha señora se entromete en conversaciones privadas, opina sobre lo divino y lo humano y no tiene ningún pudor en mandarte a limpiar lo que considera necesario, en fin una joya la Sra Moñaco digna de salir en cualquier película de Almodóvar o al menos en un cómic de Ibáñez.
Ay que risa la Moñaco, las cejas, el enano... voy a limpiarme las lágrimas que sabes que es lo primero que se me cae cuando me da la risa.
Hay historias que las tengo almacenadas en mi memoria y que puedo recurrir a ellas en cualquier momento, reitero en cualquier momento, y me vuelven a hacer reír de forma desatada. Tengo una imagen guardada, de un familiar que no quiere revelar su identidad, que se pigmentó las cejas y estuvo una semana pareciéndose a Groucho Marx, que pasan los años y me sigue dando risa, pero risa.
Un amigo que se disfrazó de Asterix en noche vieja y que resulto tener uno de los peores disfraces de la fiesta es algo que veo la foto del grupo y me parto de la risa, sin dudarlo.
Una historia secreta en un taxi con mis amigas Mª Elena y Adriana te aseguro que me da una risa tremenda sólo recordarla.
Me rio mucho con mi amiga Rocío y su humor irónico.
Ya no te digo nada de lo que me he reído con Lola y sus historias.
Y sobre todo una de las grandes, pero grandes risas de mi vida eran cuando vivía mi abuela Timotea, no sabes lo que era, merece no uno sino unos cuantos post de mi blog, te hubiese encantado conocerla.

Ay que risa la Moñaco, las cejas, el enano... voy a limpiarme las lágrimas que sabes que es lo primero que se me cae cuando me da la risa.